viernes, 17 de abril de 2009

Portada

Créditos

Presidente del Núcleo
Edmundo Rivera Robayo

Director
José Meythaler Quevedo

Consejo Editorial
Edgar Jiménez Sarsoza
Luis Balarezo Mesías
Sócrates Hernández Hernández
Raúl Plaza López
Hugo Salazar Albán
Oscar Barba Bolaños

Impresión
Talleres Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamín Carrión" Núcleo de Cotopaxi

Montaje y Reproducción
Darwin Fabara Jácome

Digitador y Diagramador
Juan Pablo Atiaga Romero

Portada
Toros de Pueblo “El Salto”
Latacunga

Óleo
Marco Karolys Baca

Blogger
Iván Berrazueta Ocampo

Editorial / El Director

Benjamín Carrión Mora

El lunes 9 del presente, en el Salón de la ciudad, seis intelectuales, todos Miembros de la Casa de la Cultura, algunos recién ingresados, y que pasaron por una prueba de fuego, que los hace acreedores a tal distinción, hicieron un análisis amplísimo de la obra de Benjamín Carrión, creador de la Casa de la Cultura que lleva su nombre, quizá su obra mayor, motivo por el cual, se hizo acreedor al Premio “Benito Juárez” en la ciudad de México.

Carrión siempre será motivo de críticas, comentarios, análisis, alabanzas, etc., por la magnitud de su obra y porque siempre obró con pasión, de ahí que algunos de sus escritos fueron y serán criticados, entre ellos, una novela histórica donde existe algo o mucho de fantasía, por la falta de datos verdaderamente históricos, titulada “Atahuallpa”, porque los verdaderos protagonistas son Huayna Capac y Francisco Pizarro, el primero de ellos casi endiosado; y otra de carácter histórico, “El Santo del Patíbulo” que hace de García Moreno un ser humano cuyos defectos, según él, están muy por encima de sus cualidades, obra que en opinión de su sobrino Alejandro Carrión, otra de las cumbres de la literatura ecuatoriana, debió reescribirla.

De Carrión, en el homenaje anotado se habló de su ancestro, lojano de nacimiento, emparentado por los cuatro costados, con lo que se llamaba “la crema y nata” de la nobleza lojana, con escudos de nobleza y todo; de otra parte se comentó que fue, para unos un socialista convencido, casi revolucionario, para otros, casi un traidor al extremo que fue expulsado de dicho partido. Benjamín Carrión fue diplomático, escritor de altísimos quilates, que cultivó varios géneros, la poesía el ensayo, la novela, la novela histórica; en la parte que corresponde a la política conocimos algunos aspectos muy interesantes de su accionar en ese sentido, llegando a ser inclusive candidato a la Vicepresidencia de la República; fue, debido a sus cualidades de gran conversador, carisma excepcional y recia personalidad íntimamente relacionado con lo más granado de la intelectualidad de América y Europa.

Pero, lo que más nos interesa es saber que obró en todo con enorme pasión e inmenso amor a su tierra, recortada y humillada en el nefasto Protocolo de Río de Janeiro de 1942, de donde partieron sus grandes ideales: volver a tener Patria y la teoría de la Nación pequeña; pequeña en territorio pero grande en lo artístico y cultural.

Este comentario no sería completo sino hacemos referencia al ingenio de uno de los oradores cuando hizo referencia a Carrión a su amistad y correspondencia con Pablo Palacio, un escritor fuera de serie que se anticipó a muchos en el género del realismo mágico.

Una vez más la Casa de la Cultura ha cumplido con el gratísimo deber de homenajear a uno de los ecuatorianos más ilustres de toda nuestra historia republicana; la existencia de nuestra institución la debemos a él y ese mérito ha sido reconocido, sin reticencias, no solo por el Ecuador, sino por otros países, que inclusive, han seguido su ejemplo creando sus propias Casa de la Cultura, tomando la nuestra como ejemplo, que a lo largo de muchas décadas ha sido la institución rectora de la cultura ecuatoriana.

Felicitaciones a los oradores, que indudablemente, nos demostraron cabal conocimiento de las ejecutorias del Maestro.

Nos hubiera gustado que se eliminen ciertos detalles de menor importancia y una mayor capacidad de síntesis.

Relato / Rodrigo Campaña Escobar

AÑORANZAS…
DE MIS MUSEOS

Hace pocos días el suplemento dominical de La Gaceta trae la entrevista que me hiciera el distinguido periodista, buen “crucigramador” y amigo Víctor Hugo Medina, a quien aunque a destiempo, mucho agradezco.

A propósito diré que si bien se me puede atribuir aquello de “creador de museos”, también es verdad que tan importante labor, muchas veces, es el resultado del esfuerzo común de un grupo humano identificado con un propósito. Tal es el caso de los museos de la escuela “Isidro Ayora”, el objetivo especial de esta añoranza.

La Pedagogía y años de experiencia confirmaron una verdad: el gran problema que afecta a la enseñanza; en el nivel primario, especialmente, radica en la insuficiencia de un elemento básico, el material didáctico, casi siempre insuficiente y además inadecuado.

Esta realidad me permití plantear al Consejo Técnico Consultivo cuando a inicios de 1963, mediando circunstancias que son conocidas, fui designando Director de la Escuela Municipal con aquiescencia de mis compañeros y el I. Concejo.

Una solicitud requiriendo la solución de la deficiencia evidente en el plantel, recibió el rotundo rechazo del señor Alcalde, quien, en la sesión donde se consideraba mi solicitud, textualmente expresó: “si se atiende el pedido del Director de la Isidro Ayora, habrá que suprimir la Administración Municipal”. Presente en la sesión, solicité Comisión General, que me fue concedida. En uso de la palabra manifesté mi extrañeza ante el criterio del señor Alcalde añadiendo que era obligación del Municipio en su calidad de patrono, proveer lo solicitado que era insignificante y consistía en algo de material adecuado que sería elaborado por el personal Docente dispuesto a resolver el asunto con o sin la ayuda Municipal. Silencio absoluto en la sala. Petición denegada. Y fue así como los profesores de la Isidro, sin escatimar esfuerzo y sacrificio, trabajando horas extras, el 15 de Mayo de 1963 con ocasión de las fiestas patronales inauguramos la sala de Ciencias “Jorge Gallegos Cruz”, que lo que ocupaba hasta entonces fuera Salón de Actos en el piso superior del local número 1, en el que se exhibían, perfecta y hasta elegantemente dispuestas, bien previstas colecciones para le enseñanza de Antropología, Botánica, Zoología. Física y Química. La mueblería de exposición fue construida, reconstruida, o adaptada en el taller de carpintería que eficientemente dirigía el maestro Emiliano Santacruz y la colaboración de alumnos y profesores.

En la solemne ceremonia el concejal delegado del Sr Alcalde en efusivas frases felicitó a la escuela en nombre del M. I. Concejo, Alcalde incluido. Desde entonces y en adelante, número principal de las fiestas Patronales de Mayo, constituyó la inauguración de un anexo incrementando el haber Cultural, Científico, Tecnológico y Artístico del plantel. Por ser muchos citaré los que considero los más importantes.

1964.- 42 Maquetas Tecnológicas
1965.- Museo de Arqueología
1966.- Colecciones de Numismática
1967.- Cien Trabajos Didácticos en madera terciada
1970.- Museo de Folklore de Cotopaxi
1971.- Biblioteca de Talleres
1972.- Ciento veinte Kits de ciencias
1976.- Museo de Organografía Vegetal
1977.- Colecciones de Geología y Mineralogía del Ecuador.

Esta es, la sucinta historia de nuestros museos. Esperamos haber cumplido con el fin específico de la Educación, con los mejores elementos.

Como caso único lo conceptuó, luego de una visita de 120 profesores de la Universidad Autónoma de México, su Rector. Opiniones semejantes emitieron entendidos y profanos, Científicos, Artistas y Maestros. Muchas de ellas, firmadas, constan en las páginas del libro de visitantes.

Es preciso reconocer que a numerosas personas naturales y entidades debemos eterna gratitud por su valioso apoyo. Mencionaré unas cuantas.

En el primer lugar Sr. Rafael Cajiao E. Alcalde de Latacunga, cuya negativa de ayuda, nos incentivó para intentar obra de tanta importancia y magnitud.

En segundo lugar al Personal Docente que de manera total o temporal laboró bajo mi dirección el periodo 1963-1978, contribuyendo, como se dice., “con plata y persona”.
A lo centenares de pequeñitos que con entusiasmo y cariño hicieron su parte, contribuyendo, con materiales y especímenes.

A los padres de familia, en especial a los directivos de las Asociaciones reglamentarias.

Al ex alumno Sr. John de Howitt A. por la filantrópica contribución de una asignación mensual que solventó muchas necesidades.

A los expertos taxidermistas Srs. Rafael y Hernán Betancourt latacungueños, y a los ambateños Hnos. Pérez Lucero.

Al Sr. Tesorero Municipal Arturo Velasteguí y al Gerente del Banco Popular Sr. Bolívar Torres.

Al propietario del Zoológico de Pastaza Sr. José Pauker, por la generosa donación de una colección de aves y mamíferos naturalizados.

Al Sr. Francisco Sandoval Pástor, por el obsequio del ejemplar fósil de un milodonte.

Al ex alumno Sr. Ing. Rodrigo Campaña M. que donó una osamenta de ballena y una colección de Geología y Mineralogía del Ecuador.

A los científicos Dr. Jorge Salvador Lara, Francisco Terán, Aquiles Pérez. Esposos Evans y Maggers. Sr. Francisco Huerta Rendón, Srta. Alicia de Francisco, de la Universidad de Berkeley, con quien realizamos trabajos de campo. A la Sra. Rosewith Hartmanm, etc.

Expreso mi más grande reconocimiento al Arq. Hernán Crespo Toral, ya fallecido, con quien me inicié en el conocimiento de la Arqueología y de quien recibí apoyo y asistencia en su calidad de Director de los Museos del Banco Central.

Con especial cariño al huaquero Sr. Lorenzo Bonifa, mi proveedor y amigo.

Las compensaciones han fluido variadas y abundantes, siendo la principal la satisfacción del deber cumplido.

Destaco la constante y favorable opinión de la prensa.

El 12 de Mayo de 1964 la Junta Militar de Gobierno concedió condecoración Al Mérito e imposición de Medalla de Oro al Pabellón de la Escuela y además Acuerdo de ascenso de Categoría a todo el Personal Docente sin otro requisito previo.

Igual Condecoración la recibimos en 1965 de parte de I. Municipalidad de Latacunga.

Por mi parte he de agradecer las distinciones que se me han conferido al considerarme participante del proceso descrito:

1971-1978.- Director ad-honorem del Departamento de Educación y Cultura Municipal.

1971.- Con veredicto de la Dirección de Educación y Casa de la Cultura, se me reconoció Mejor Maestro de Cotopaxi.
1972.- Enviado por la Dirección de Museos del Banco Central a USA con la misión de observar y constatar las colecciones Arqueológicas ecuatorianas que exhiben los Museos de New York. Brooklyn, Baltimore y Washington.

Considero como el máximo Galardón el que se confiriera el 4 de los corrientes el Centro Deportivo Escolar de Latacunga al denominar “Rodrigo Campaña Escobar”, el magno evento deportivo con apoteósica ceremonia y enorme concurrencia de Autoridades, Maestros, Padres de Familia y centenares de niños que me abrumaron con sus voces y prolongados aplausos.

Para finalizar, manifiesto que de los más de cincuenta compañeros que de manera temporal o permanente laboraron junto a mí, por razones de espacio, citaré únicamente a quienes estuvieron de principio a final.

Alcázar Arroyo Jorge
Álvarez Salazar Luis +
Argüello Campaña Mario+
Berrazueta Velasco Raúl
Bustillos Armas Neris
Campaña Escobar Rodrigo
Carrillo de Bonilla Elsa
Cepeda Moreno Luis
Coba Soto Alfredo+
Espinosa Garzón Benigno +
Santacruz Valverde Virgilio+
Guttama Chacón Víctor +
Gutiérrez Altamirano Bolívar
Herrera Villarroel Edgar
Jiménez Munive Luis
Mejía Munive Luis +
Moscoso Tapia Augusto +
Naranjo Caicedo Nelson
Coronel de Bassantes Pastora+
Parreño de Lanas Delia
Santacruz Valverde Emiliano +
Vásquez Armas Luis

Literatura / Oswaldo Rivera V.

OBRA: “LITERATURA EN EL PASILLO ECUATORIANO”

Con la aprobación y asentimiento del señor Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Marco Rodríguez, del Dr. Fabián Guerrero Obando, Director de Publicaciones y las bases pertinentes, se publicó la obra “Literatura en el Pasillo Ecuatoriano”, bajo el sello Editorial Pedro Jorge Vera, permitiendo al Núcleo de Cotopaxi presentarla para conocimiento provincial y nacional.

En la Casa de la Cultura Benjamín Carrión y en la Filial de Cotopaxi se determinaron acciones precautelatorias y autonómicas porque la producción es significante e implica libertad, desenvolviéndose en razón directa de las aspiraciones contemporáneas y de fundamentales géneros artísticos, culturales y científicos encaminados a la afirmación creativa, a los adelantos, esfuerzos de comunicación, difusión, nuevas actitudes frente a la vida y el fortalecimiento de la conciencia de identidad. En suma, el testimonio de su camino histórico y de libertad que no deben ser centralizados ni desviados, perjudicando a las autonomías institucionales.

En la obra que hoy presentamos se manifiesta la importancia del pasillo ecuatoriano y sus épocas. Se riega el sentimiento de amor social, las opiniones del género musical, la convicción histórica, los lazos de unidad de que forma parte la producción: raíz y sangre de nuestras tierras, amor y canto de la palabra caminante nacida en las voces desbordadas de todos los tiempos y lugares.

Las melodías y su difusión, los mensajes, la semilla nueva, el florecimiento, elevan a las personas a vidas mejores. La música señala que cuando la palabra y el pincel enmudecen de impotencia, la música habla. La producción poética y musical se encuentra en los ideales artísticos.

La importancia histórica del pasillo ecuatoriano en cuanto a su origen, desarrollo, dimensión literaria y musical, profundidad armoniosa, letras, composiciones, sabor literario gravitante y sustentador de la cultura, nace de la entraña espiritual del país. Abarca una pléyade de músicos y poetas que contribuyen con el virtuosismo, con los conservatorios y referente de identidad.

El pasillo ejerce influencia decisiva en la vida de las personas, purifica las pasiones, provoca alegría espontánea, reflexión, sensibiliza al corazón y la mente. Es decir, la literatura se dirige al espíritu, es revelación, deleite, belleza novedad de temáticas. Música y poesía, son gozo expresivo, fruto intelectual y sentimiento. La música vive en lo inefable y la poesía, su hermana, conmueve afirmándose en las palabras activas unidas en un todo indisoluble.

La obra tiene la misión de vigorizar el estudio de la literatura en el pasillo ecuatoriano, escrutando a sus exponentes en la poesía y la música, conocidos y reconocidos. Los cortos resúmenes cronológicos se relacionan con los valores musicales y literarios, considerándolos esenciales en las líneas melódicas, en la armonía, el impresionismo, las corrientes literarias y los contrastes sentenciosos de acuerdo con los respectivos escogitamientos.

Rasgos anímicos, sociológicos, étnicos, psicológicos, históricos, literarios y musicales, caracterizan a los brotes melódicos y poéticos, ajustados al amor, a las épocas, a la naturaleza y a la libertad, brillantes esfuerzos acumulados en el transcurso del tiempo donde se mantienen auroras y ocasos, visión y energías encaminándose al fuego de los ideales y a la apreciación de las obras de nuevos advenimientos públicos y generacionales.

En síntesis, la música afirma la sensibilidad, dulcifica instintos, enriquece a la conciencia moral, vigoriza el espíritu, adquiere agudeza para mirar y sentir las cosas en sus justas perspectivas. Música y poesía son armonías afinadas y convivencias del propio mundo interior, son encuentros y arterias surtidoras de conciertos y estremecimiento de almas.

Mi agradecimiento a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en la persona de su Presidente Marco Antonio Rodríguez, de Fabián Guerrero Obando, Director de Publicaciones y personal administrativo, quienes hicieron posible la publicación de la obra, al señor Lcdo. Raúl Armendáriz, escritor de valía, por la presentación del libro “Literatura en el Pasillo Ecuatoriano” y su análisis artístico y musical.

Igualmente, agradezco al Sr. Presidente de la Casa de la Cultura Filial de Cotopaxi, Dr. Edmundo Rivera Robayo, por la presentación de la obra en esta ciudad, por la lucha sobre la autonomía de la institución y su labor fundamental y progresiva de la cultura provincial y nacional, al Directorio y personal administrativo provincial. Mi reconocimiento, a mi esposa, María Antonieta Robayo Izurieta y a mis hijos por su coadyuvamiento significativo.

Opinión / Hernán Iturralde Egas

MI PENÚLTIMA ESQUINA
“QUÉ BIEN TE VEO”…

Se van, se ausentan; "la sangre chuta" y regresan y se asoman a los tiempos, cuando han llegado a la “Tercera edad”, beneficiados con una ley justa, como deberían ser todas las leyes; y, se produce el encuentro: fugaz y de asombro... ¡cómo estás!, ¡dónde has estado!... ¡Qué bien te veo!... frase sine qua non, a la que mi hermano Francisco la calificaba como la mayor de todas las edades. Y decía la verdad, cuando a la amiga o amigo con una mirada inquisidora y aquella mentirilla de saludable remedio: "Qué bien te veo!" satisface al viajero en su retorno. Cuántas veces lo hemos dicho o nos han dicho...

Recordemos el promedio de vida que la ciencia lo señala: rodea los setenta y algo más... y la sentimos cierta aquellos ­que están cerca y aquellos que “hace fu” ya la pasamos...

Sin embargo y sin tener nada de científico, aprovechando la frasecita en mente, me atrevo a manifestar mi posible verdad a este señalamiento de los setenta años promediales de vida. La existencia de un elemento creciente que se lo antepone: la edad de la droga que va destruyendo a la juventud y aún a la niñez. Desequilibrando a este estudio promedial que señala la ciencia...

Ahí es en donde hay que luchar por el mañana de esta Patria nuestra: con realidad y fé, con la unidad fraterna. Sin someterse al hombre o al grupo. Es bueno el escogitamiento eleccionario; pero es malo el odio generalizado de personas o grupos que hieren a la Patria con el ataque “mindálico…" Más aún si se quiere que la Patria sea para todos, para poder decirnos entonces: "QUÉ BIEN TE VEO, PATRIA ADORADA....

Opinión / Hugo Salazar Albán

EL SALUDO
Cuando éramos longos chiquitos, como diría "El Caucara", en el comarcano pueblo de Pujilí, porque en ese tiempo no se lo podía llamar ciudad, los abuelitos que eran más curuchupas que el Papa, nos enseñaban que hay que saludar a las personas mayores, o cuando se entra a una casa, tienda, almacén, taller, etc., a quien se encuentra allí, no solo con el clásico buenos días, tardes o noches, sino que había que decir "Alabado sea Jesucristo" i quien era así saludado debía responder: "Sin pecado concebido". Estos saludos no nos entraba en la cabezota o no querían entrar que es muy diferente, pero de todas maneras cuando el abuelo estaba presente lo decíamos con timidez, que no nos vayan a oír los compañeritos de la escuela, para que no nos caigan con burlas después. Así las cosas el saludo a los abuelos si no era como nos enseñaban en los cánones religiosos domésticos, se complementaba el "buenos días", con el "Su Merced", entonces el saludo completo era "Buenos días, tardes o noches, su Merced", pero en lo que respecta al resto de congéneres era simplemente el buenos días, tardes o noches, pero seguido de la denominación i el nombre de la persona a quien se saludaba, como por ejemplo era: "Buenos días tía Florita, Buenas tardes don Gustavo, Buenas noches señora Michita ", i así por el estilo.

Pasaron los años i las costumbres cambiaron radicalmente, tanto es así que actualmente ni a los niños de pecho se les pone pantalones cortos como en nuestro tiempo, en que aún en el primer curso del Colegio Vicente León, no faltaba algún despistado que iba a clases primeras con pantaloncito corto, pero que por las burlas de los restantes educandos, especialmente de los langarotes de la sección superior, tenían que salir corriendo a ponerse pantalón largo, pero en cuanto al saludo todavía se estilaba el estilo clásico, pero sin mencionar a Jesucristo ni a su concepción, simplemente se decía Buenos días, tardes o noches al señor ingeniero, al señor arquitecto, al doctor o al profesor, se le cedía el paso en la acera i se lo miraba con respeto.

I pasaron más años i el saludo se convirtió solamente en "Bueeenas", sin distinción de mañana, tarde o noche i peor sin mencionar el nombre, dignidad o título del saludado, porque los jóvenes decían que ya se sobreentiende que si le saludo al doctor no hay necesidad de nombrarle, porque estando presente no hay otra persona a quien dirigir el saludo. I siguieron pasando los años i ese breve i cortante saludo de una sola palabra “bueeenas”, se convirtió en el "Hola", que generalmente antes se empleaba para personas de nuestra misma edad, profesión, educación, i especialmente para los compañeritos de la escuela o colegio, de la jorga del barrio, etc. I siguieron pasando los años i ahora simplemente los menores no saludan a los mayores, ni los hombres a las mujeres, ni el que entra a casa, tienda o almacén ajeno, simplemente las nuevas generaciones se quedan mirando embobadas a los otros i es algún pariente el que le insinúa “Mijito, salude pues al doctor” i el “mijito” se limita a decir “Hola”, con una voz casi imperceptible, así se trate del obispo de la Diócesis. I mientras tanto… siguen pasando los años.