CONTINUACIÓN DE LA HISTORIA DE LAS PRINCIPALES PLAZAS DE LA CIUDAD DE LATACUNGA
Séame permitido, queridos lectores del periódico cultural “Molinos Monserrat”, continuar con la historia de las principales plazas de la ciudad de Latacunga; y, en esta vez voy a referirme a otras dos, que tienen la misma importancia que las cuatro anteriormente mencionadas.
PLAZA SUCRE
Esta plaza ubicada a dos cuadras al occidente del parque “Vicente León”, está encuadrada: al norte, un pasaje peatonal que une la Av. Amazonas con la calle Dos de Mayo, al sur, el río Yanayacu, al Oriente, el Colegio Técnico Evangelina Herrera; y, al occidente, la avenida Amazonas.
Como muchos de ustedes recordarán, en esta plaza, al costado sur, se encontraba el reservorio de las aguas del río Yanayacu, que generaban la segunda planta eléctrica municipal, ubicada a orillas del río Cutuchi y la toma de la acequia que conducía las aguas del mismo río Yanayacu para accionar los molinos Monserrat, cuyas instalaciones, hoy muy bien restauradas y remodeladas acogen a la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo de Cotopaxi, instalaciones que constituyen un orgullo para la ciudad de Latacunga, y por qué no decirlo del Ecuador, gracias a la planificación del excelente profesional, arquitecto Eduardo Meythaler Quevedo y la ejecución de las obras en diferentes administraciones del Núcleo, por más de 40 años.
Alrededor de esta plaza, se asentaban o aún se asientan los domicilios de las siguientes familias: al norte, con frente al paso peatonal, la familia Tapia, vecina de la parroquia Once de Noviembre, que una vez terminada la construcción de su casa , vendió a unos norteamericanos que instalaron la primera iglesia evangélica en esta ciudad y luego fue convertida en establecimiento comercial donde funcionaba un restaurante de pollos dorados, denominado “Don Lloguito”, de propiedad del señor Rodrigo Armas Ascázubi actualmente está instalado en este local el frigorífico “Don Jorge”. Hacia el oriente, en este mismo pasaje, hasta dar con el río Yanayacu, existía solamente un muro de cerramiento; pero hoy se han construido locales comerciales como el almacén discográfico de doña Cristina y el de materiales de zapatería del señor Héctor Terán. Al sur, con frente a la calle Padre Salcedo, las familias: Robayo Izurieta, Salas Molina, Solano de la Sala Toscano; recordarán ustedes, el establecimiento muy concurrido de la señora Justa Toscano Sulca, casada con el señor Alejandro Solano de la Sala, que no se si por un accidente gramatical o por alguna otra razón, este apellido se cambió a Salas; de allí que a la señora muy recordada por cierto dueña del mencionado establecimiento se la conocía con mucho cariño como la señora Justa Salas; a continuación la casa de la familia Lanas Angulo, que hace escuadra con frente también a la Av. Amazonas, donde actualmente funciona el taller de mecánica Multiservicios de mi buen amigo el señor Manolo Célleri Angulo, y en la esquina la casa del profesor en ciencias ocultas don Carlitos de la Fuente y que sus amigos le apodaban “Monigote”, hoy un sobrio edificio de la familia Alcocer Vizuete. Al oriente, la gallera municipal, de grata recordación para los latacungueños por las famosas peleas de gallos, especialmente los días domingos, y los bailes de disfraces que se realizaban del 28 de diciembre al 6 de enero de cada año, en la temporada de Inocentes. En las administraciones municipales del distinguido y recordado patricio latacungueño, don Rafael Cajiao Enríquez, este edificio, remodelado tantas ocasiones, constituía el despacho ocasional del señor Alcalde, de preferencia, en las tempranas horas de la mañana, desde donde se emanaban las órdenes de trabajo de las diferentes obras que ejecutaba la municipalidad, se movilizaban vehículos y trabajadores, y en muchas ocasiones, a la cabeza el señor Alcalde, porque muy difícil que se vuelva a repetir otra persona que amaba tanto al trabajo y a su ciudad. Posteriormente este edificio fue cedido para el funcionamiento del colegio de manualidades “Evangelina Herrera”. Al occidente, las familias Domínguez Yánez, Gallegos Domínguez, Iturralde Rivadeneira, Vergara Medina, Romo Viteri y Zambrano Maldonado; de todas ellas, excepto la familia Zambrano Maldonado, han enajenado sus bienes, y hoy tenemos, establecimientos comerciales como: el restaurante chifa “Dragón China”, el restaurante “El Leñador”, el Laboratorio Médico “Histolab” y el Supermercado “NARCIS”, con su mayor accionista, el señor ingeniero Pedro Altamirano; por esta razón, el tramo de la Av. Amazonas, comprendido entre las calles Pastaza y Guayaquil, se ha convertido en un polo de desarrollo comercial de Latacunga, al igual que toda esta avenida hacia el norte, hasta converger con la Av. Benjamín Terán.
En las primeras décadas del siglo XX, esta plaza estuvo destinada a la comercialización de productos agrícolas; luego, a la venta de calzado y ropa confeccionada, aún de cierta clase de telas; hasta que por último, la Municipalidad se preocupó de colocar en el centro un diminuto busto del Mariscal Antonio José de Sucre, haciendo honor al nombre de la misma, busto que en la alcaldía del Dr. Rubén Terán Vásconez, fue cambiado por la efigie ecuestre actual .
La plaza Sucre, una vez rellenado el reservorio de la planta eléctrica y transformado en un hermoso jardín, se ha convertido en un agradable paseo de la ciudad. De desear sería que el monumento a la vivandera, el Municipio le ubique en un lugar más adecuado, como por ejemplo la plaza El Salto, porque en ella se expenden en la actualidad todos los productos que figuran en dicho monumento.
PLAZA EL SALTO, CHILE, O RAFAEL CAJIAO
La plaza de El Salto, más comúnmente así conocida, es la de mayor importancia en lo que se refiere al aspecto comercial, puesto que en ella, la ciudadanía encuentra desde un alfiler hasta vehículos, desde luego estacionados en las calles que la circundan.
Está ubicada al noroccidente de la ciudad, enmarcada por las calles: Félix Valencia, al norte, Juan Abel Echeverría, al sur, Antonio Clavijo, al oriente y Antonia Vela, al occidente. Está dividida en dos plataformas porque por su centro, de norte a sur, atraviesa la Avenida Amazonas con un amplio y elegante parterre.
Como complemento de la plaza, entre las calles Juan Abel Echeverría y Cinco de Junio, hasta mediados del siglo anterior, existían el comedor municipal, una piscina y el camal o despostadero de la ciudad; espacio que una vez desaparecidos estos tres servicios municipales, se convirtió en el terminal terrestre de Latacunga, hasta que actualmente está convertido en un mercado de ropa confeccionada.
En la parte suroriental se encuentra la Iglesia de El Salto, donde se venera la imagen de la virgen del mismo nombre, denominada así, porque hacia el norte, antes que se prolongara la calle Dos de Mayo, en donde el Río Yanayacu se encajonaba, existía un pequeño callejón por donde transitaba la gente al norte y no digamos de la ciudad, porque la ciudad en aquel entonces, me refiero a principios del siglo pasado, cuando más llegaba hasta la plaza en referencia, y digo que el río se encajonaba y el ancho era tan estrecho que por allí pasaba saltando la gente y se conocía el lugar como el brinco o el salto. Recuerdo también que por media plaza, atravesaba una acequia que conducía las aguas que movían las piedras del molino “Villacrés”, llamado así por su propietaria, doña Rita Villacrés.
En la actualidad, El Salto, constituye el mayor centro comercial de la ciudad de Latacunga; pues, en esta plaza se expenden, víveres, comidas preparadas, calzado, ropa, discos, granos, frutas, etc. etc. Sería muy largo enumerar la cantidad de artículos o productos que el público puede encontrar en este lugar y al mismo tiempo constituye el mayor dolor de cabeza para la administración municipal, porque a pesar de los esfuerzos que hace el Municipio para tratar de organizar a los comerciantes, resulta difícil por el número y la resistencia que ellos presentan para ser trasladados a otras plazas.
Como no puede ser de otra manera, los edificios de su alrededor, son destinados, todos a la actividad comercial, con excepción únicamente de la Iglesia y la casa conventual de la parroquia El Salto. Veamos ligeramente unos pocos de ellos; al norte la mayor parte son bodegas que expenden productos para la alimentación, en la esquina formada por la Av. Amazonas y la calle Félix Valencia, está ubicada la Sucursal del Banco del Pichincha, y siguiendo hacia el oriente, encontramos almacenes con artículos de uso doméstico y también bodegas de víveres. Al sur, a continuación del convento, están ubicados almacenes con calzado, ropa confeccionada y bazares, hasta la Av. Amazonas, hacia el occidente, el mercado de ropa confeccionada. Al oriente, la edificación del Gremio de Sastres y Modistas “Unión y Progreso” de la ciudad de Latacunga, la planta alta ocupada por la sede social de dicho gremio y la planta baja varios locales comerciales, donde se han instalado almacenes de diferente índole comercial. Al occidente, tenemos el mercado cerrado, en donde la municipalidad trata de ubicar a los comerciantes; pero como digo en líneas anteriores, ellos se resisten, y durante la semana, con excepción de los días de feria, martes y sábados, este mercado permanece casi abandonado.
De esta manera, creo que me faltan pocas plazoletas por describirlas como son: San Sebastián, San Felipe y El Rosal, conocida también como San Agustín, que será motivo de una siguiente entrega.
Séame permitido, queridos lectores del periódico cultural “Molinos Monserrat”, continuar con la historia de las principales plazas de la ciudad de Latacunga; y, en esta vez voy a referirme a otras dos, que tienen la misma importancia que las cuatro anteriormente mencionadas.
PLAZA SUCRE
Esta plaza ubicada a dos cuadras al occidente del parque “Vicente León”, está encuadrada: al norte, un pasaje peatonal que une la Av. Amazonas con la calle Dos de Mayo, al sur, el río Yanayacu, al Oriente, el Colegio Técnico Evangelina Herrera; y, al occidente, la avenida Amazonas.
Como muchos de ustedes recordarán, en esta plaza, al costado sur, se encontraba el reservorio de las aguas del río Yanayacu, que generaban la segunda planta eléctrica municipal, ubicada a orillas del río Cutuchi y la toma de la acequia que conducía las aguas del mismo río Yanayacu para accionar los molinos Monserrat, cuyas instalaciones, hoy muy bien restauradas y remodeladas acogen a la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo de Cotopaxi, instalaciones que constituyen un orgullo para la ciudad de Latacunga, y por qué no decirlo del Ecuador, gracias a la planificación del excelente profesional, arquitecto Eduardo Meythaler Quevedo y la ejecución de las obras en diferentes administraciones del Núcleo, por más de 40 años.
Alrededor de esta plaza, se asentaban o aún se asientan los domicilios de las siguientes familias: al norte, con frente al paso peatonal, la familia Tapia, vecina de la parroquia Once de Noviembre, que una vez terminada la construcción de su casa , vendió a unos norteamericanos que instalaron la primera iglesia evangélica en esta ciudad y luego fue convertida en establecimiento comercial donde funcionaba un restaurante de pollos dorados, denominado “Don Lloguito”, de propiedad del señor Rodrigo Armas Ascázubi actualmente está instalado en este local el frigorífico “Don Jorge”. Hacia el oriente, en este mismo pasaje, hasta dar con el río Yanayacu, existía solamente un muro de cerramiento; pero hoy se han construido locales comerciales como el almacén discográfico de doña Cristina y el de materiales de zapatería del señor Héctor Terán. Al sur, con frente a la calle Padre Salcedo, las familias: Robayo Izurieta, Salas Molina, Solano de la Sala Toscano; recordarán ustedes, el establecimiento muy concurrido de la señora Justa Toscano Sulca, casada con el señor Alejandro Solano de la Sala, que no se si por un accidente gramatical o por alguna otra razón, este apellido se cambió a Salas; de allí que a la señora muy recordada por cierto dueña del mencionado establecimiento se la conocía con mucho cariño como la señora Justa Salas; a continuación la casa de la familia Lanas Angulo, que hace escuadra con frente también a la Av. Amazonas, donde actualmente funciona el taller de mecánica Multiservicios de mi buen amigo el señor Manolo Célleri Angulo, y en la esquina la casa del profesor en ciencias ocultas don Carlitos de la Fuente y que sus amigos le apodaban “Monigote”, hoy un sobrio edificio de la familia Alcocer Vizuete. Al oriente, la gallera municipal, de grata recordación para los latacungueños por las famosas peleas de gallos, especialmente los días domingos, y los bailes de disfraces que se realizaban del 28 de diciembre al 6 de enero de cada año, en la temporada de Inocentes. En las administraciones municipales del distinguido y recordado patricio latacungueño, don Rafael Cajiao Enríquez, este edificio, remodelado tantas ocasiones, constituía el despacho ocasional del señor Alcalde, de preferencia, en las tempranas horas de la mañana, desde donde se emanaban las órdenes de trabajo de las diferentes obras que ejecutaba la municipalidad, se movilizaban vehículos y trabajadores, y en muchas ocasiones, a la cabeza el señor Alcalde, porque muy difícil que se vuelva a repetir otra persona que amaba tanto al trabajo y a su ciudad. Posteriormente este edificio fue cedido para el funcionamiento del colegio de manualidades “Evangelina Herrera”. Al occidente, las familias Domínguez Yánez, Gallegos Domínguez, Iturralde Rivadeneira, Vergara Medina, Romo Viteri y Zambrano Maldonado; de todas ellas, excepto la familia Zambrano Maldonado, han enajenado sus bienes, y hoy tenemos, establecimientos comerciales como: el restaurante chifa “Dragón China”, el restaurante “El Leñador”, el Laboratorio Médico “Histolab” y el Supermercado “NARCIS”, con su mayor accionista, el señor ingeniero Pedro Altamirano; por esta razón, el tramo de la Av. Amazonas, comprendido entre las calles Pastaza y Guayaquil, se ha convertido en un polo de desarrollo comercial de Latacunga, al igual que toda esta avenida hacia el norte, hasta converger con la Av. Benjamín Terán.
En las primeras décadas del siglo XX, esta plaza estuvo destinada a la comercialización de productos agrícolas; luego, a la venta de calzado y ropa confeccionada, aún de cierta clase de telas; hasta que por último, la Municipalidad se preocupó de colocar en el centro un diminuto busto del Mariscal Antonio José de Sucre, haciendo honor al nombre de la misma, busto que en la alcaldía del Dr. Rubén Terán Vásconez, fue cambiado por la efigie ecuestre actual .
La plaza Sucre, una vez rellenado el reservorio de la planta eléctrica y transformado en un hermoso jardín, se ha convertido en un agradable paseo de la ciudad. De desear sería que el monumento a la vivandera, el Municipio le ubique en un lugar más adecuado, como por ejemplo la plaza El Salto, porque en ella se expenden en la actualidad todos los productos que figuran en dicho monumento.
PLAZA EL SALTO, CHILE, O RAFAEL CAJIAO
La plaza de El Salto, más comúnmente así conocida, es la de mayor importancia en lo que se refiere al aspecto comercial, puesto que en ella, la ciudadanía encuentra desde un alfiler hasta vehículos, desde luego estacionados en las calles que la circundan.
Está ubicada al noroccidente de la ciudad, enmarcada por las calles: Félix Valencia, al norte, Juan Abel Echeverría, al sur, Antonio Clavijo, al oriente y Antonia Vela, al occidente. Está dividida en dos plataformas porque por su centro, de norte a sur, atraviesa la Avenida Amazonas con un amplio y elegante parterre.
Como complemento de la plaza, entre las calles Juan Abel Echeverría y Cinco de Junio, hasta mediados del siglo anterior, existían el comedor municipal, una piscina y el camal o despostadero de la ciudad; espacio que una vez desaparecidos estos tres servicios municipales, se convirtió en el terminal terrestre de Latacunga, hasta que actualmente está convertido en un mercado de ropa confeccionada.
En la parte suroriental se encuentra la Iglesia de El Salto, donde se venera la imagen de la virgen del mismo nombre, denominada así, porque hacia el norte, antes que se prolongara la calle Dos de Mayo, en donde el Río Yanayacu se encajonaba, existía un pequeño callejón por donde transitaba la gente al norte y no digamos de la ciudad, porque la ciudad en aquel entonces, me refiero a principios del siglo pasado, cuando más llegaba hasta la plaza en referencia, y digo que el río se encajonaba y el ancho era tan estrecho que por allí pasaba saltando la gente y se conocía el lugar como el brinco o el salto. Recuerdo también que por media plaza, atravesaba una acequia que conducía las aguas que movían las piedras del molino “Villacrés”, llamado así por su propietaria, doña Rita Villacrés.
En la actualidad, El Salto, constituye el mayor centro comercial de la ciudad de Latacunga; pues, en esta plaza se expenden, víveres, comidas preparadas, calzado, ropa, discos, granos, frutas, etc. etc. Sería muy largo enumerar la cantidad de artículos o productos que el público puede encontrar en este lugar y al mismo tiempo constituye el mayor dolor de cabeza para la administración municipal, porque a pesar de los esfuerzos que hace el Municipio para tratar de organizar a los comerciantes, resulta difícil por el número y la resistencia que ellos presentan para ser trasladados a otras plazas.
Como no puede ser de otra manera, los edificios de su alrededor, son destinados, todos a la actividad comercial, con excepción únicamente de la Iglesia y la casa conventual de la parroquia El Salto. Veamos ligeramente unos pocos de ellos; al norte la mayor parte son bodegas que expenden productos para la alimentación, en la esquina formada por la Av. Amazonas y la calle Félix Valencia, está ubicada la Sucursal del Banco del Pichincha, y siguiendo hacia el oriente, encontramos almacenes con artículos de uso doméstico y también bodegas de víveres. Al sur, a continuación del convento, están ubicados almacenes con calzado, ropa confeccionada y bazares, hasta la Av. Amazonas, hacia el occidente, el mercado de ropa confeccionada. Al oriente, la edificación del Gremio de Sastres y Modistas “Unión y Progreso” de la ciudad de Latacunga, la planta alta ocupada por la sede social de dicho gremio y la planta baja varios locales comerciales, donde se han instalado almacenes de diferente índole comercial. Al occidente, tenemos el mercado cerrado, en donde la municipalidad trata de ubicar a los comerciantes; pero como digo en líneas anteriores, ellos se resisten, y durante la semana, con excepción de los días de feria, martes y sábados, este mercado permanece casi abandonado.
De esta manera, creo que me faltan pocas plazoletas por describirlas como son: San Sebastián, San Felipe y El Rosal, conocida también como San Agustín, que será motivo de una siguiente entrega.
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