El lunes 9 del presente, en el Salón de la ciudad, seis intelectuales, todos Miembros de la Casa de la Cultura, algunos recién ingresados, y que pasaron por una prueba de fuego, que los hace acreedores a tal distinción, hicieron un análisis amplísimo de la obra de Benjamín Carrión, creador de la Casa de la Cultura que lleva su nombre, quizá su obra mayor, motivo por el cual, se hizo acreedor al Premio “Benito Juárez” en la ciudad de México.
Carrión siempre será motivo de críticas, comentarios, análisis, alabanzas, etc., por la magnitud de su obra y porque siempre obró con pasión, de ahí que algunos de sus escritos fueron y serán criticados, entre ellos, una novela histórica donde existe algo o mucho de fantasía, por la falta de datos verdaderamente históricos, titulada “Atahuallpa”, porque los verdaderos protagonistas son Huayna Capac y Francisco Pizarro, el primero de ellos casi endiosado; y otra de carácter histórico, “El Santo del Patíbulo” que hace de García Moreno un ser humano cuyos defectos, según él, están muy por encima de sus cualidades, obra que en opinión de su sobrino Alejandro Carrión, otra de las cumbres de la literatura ecuatoriana, debió reescribirla.
De Carrión, en el homenaje anotado se habló de su ancestro, lojano de nacimiento, emparentado por los cuatro costados, con lo que se llamaba “la crema y nata” de la nobleza lojana, con escudos de nobleza y todo; de otra parte se comentó que fue, para unos un socialista convencido, casi revolucionario, para otros, casi un traidor al extremo que fue expulsado de dicho partido. Benjamín Carrión fue diplomático, escritor de altísimos quilates, que cultivó varios géneros, la poesía el ensayo, la novela, la novela histórica; en la parte que corresponde a la política conocimos algunos aspectos muy interesantes de su accionar en ese sentido, llegando a ser inclusive candidato a la Vicepresidencia de la República; fue, debido a sus cualidades de gran conversador, carisma excepcional y recia personalidad íntimamente relacionado con lo más granado de la intelectualidad de América y Europa.
Pero, lo que más nos interesa es saber que obró en todo con enorme pasión e inmenso amor a su tierra, recortada y humillada en el nefasto Protocolo de Río de Janeiro de 1942, de donde partieron sus grandes ideales: volver a tener Patria y la teoría de la Nación pequeña; pequeña en territorio pero grande en lo artístico y cultural.
Este comentario no sería completo sino hacemos referencia al ingenio de uno de los oradores cuando hizo referencia a Carrión a su amistad y correspondencia con Pablo Palacio, un escritor fuera de serie que se anticipó a muchos en el género del realismo mágico.
Una vez más la Casa de la Cultura ha cumplido con el gratísimo deber de homenajear a uno de los ecuatorianos más ilustres de toda nuestra historia republicana; la existencia de nuestra institución la debemos a él y ese mérito ha sido reconocido, sin reticencias, no solo por el Ecuador, sino por otros países, que inclusive, han seguido su ejemplo creando sus propias Casa de la Cultura, tomando la nuestra como ejemplo, que a lo largo de muchas décadas ha sido la institución rectora de la cultura ecuatoriana.
Felicitaciones a los oradores, que indudablemente, nos demostraron cabal conocimiento de las ejecutorias del Maestro.
Nos hubiera gustado que se eliminen ciertos detalles de menor importancia y una mayor capacidad de síntesis.
Carrión siempre será motivo de críticas, comentarios, análisis, alabanzas, etc., por la magnitud de su obra y porque siempre obró con pasión, de ahí que algunos de sus escritos fueron y serán criticados, entre ellos, una novela histórica donde existe algo o mucho de fantasía, por la falta de datos verdaderamente históricos, titulada “Atahuallpa”, porque los verdaderos protagonistas son Huayna Capac y Francisco Pizarro, el primero de ellos casi endiosado; y otra de carácter histórico, “El Santo del Patíbulo” que hace de García Moreno un ser humano cuyos defectos, según él, están muy por encima de sus cualidades, obra que en opinión de su sobrino Alejandro Carrión, otra de las cumbres de la literatura ecuatoriana, debió reescribirla.
De Carrión, en el homenaje anotado se habló de su ancestro, lojano de nacimiento, emparentado por los cuatro costados, con lo que se llamaba “la crema y nata” de la nobleza lojana, con escudos de nobleza y todo; de otra parte se comentó que fue, para unos un socialista convencido, casi revolucionario, para otros, casi un traidor al extremo que fue expulsado de dicho partido. Benjamín Carrión fue diplomático, escritor de altísimos quilates, que cultivó varios géneros, la poesía el ensayo, la novela, la novela histórica; en la parte que corresponde a la política conocimos algunos aspectos muy interesantes de su accionar en ese sentido, llegando a ser inclusive candidato a la Vicepresidencia de la República; fue, debido a sus cualidades de gran conversador, carisma excepcional y recia personalidad íntimamente relacionado con lo más granado de la intelectualidad de América y Europa.
Pero, lo que más nos interesa es saber que obró en todo con enorme pasión e inmenso amor a su tierra, recortada y humillada en el nefasto Protocolo de Río de Janeiro de 1942, de donde partieron sus grandes ideales: volver a tener Patria y la teoría de la Nación pequeña; pequeña en territorio pero grande en lo artístico y cultural.
Este comentario no sería completo sino hacemos referencia al ingenio de uno de los oradores cuando hizo referencia a Carrión a su amistad y correspondencia con Pablo Palacio, un escritor fuera de serie que se anticipó a muchos en el género del realismo mágico.
Una vez más la Casa de la Cultura ha cumplido con el gratísimo deber de homenajear a uno de los ecuatorianos más ilustres de toda nuestra historia republicana; la existencia de nuestra institución la debemos a él y ese mérito ha sido reconocido, sin reticencias, no solo por el Ecuador, sino por otros países, que inclusive, han seguido su ejemplo creando sus propias Casa de la Cultura, tomando la nuestra como ejemplo, que a lo largo de muchas décadas ha sido la institución rectora de la cultura ecuatoriana.
Felicitaciones a los oradores, que indudablemente, nos demostraron cabal conocimiento de las ejecutorias del Maestro.
Nos hubiera gustado que se eliminen ciertos detalles de menor importancia y una mayor capacidad de síntesis.
Muy bueno tu Editorial, Pepe. Estamos a tono con la modernidad. Sigue escribiendo para deleite de todos.
ResponderEliminarSócrates E. Hernández H.
Estimado Amigo Iván Berrazueta O., He leído con gran interés este blog, mi cordial felicitación.
ResponderEliminarSócrates E. Hernández H.